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sábado, 17 de diciembre de 2016

Tango brujo

                                                                                 
                        Sos de cuna humilde
                        y has paseado el universo,
                        sin más protocolo,
                        que tu música y tus versos...  
                                                       
          



Francisco Canaro escribió su Tango brujo y sabía lo que decía, porque lo paseó por Europa y Estados Unidos, amén de otros países sudamericanos. Y fue, en este sentido, un adelantado y un visionario. Porque su aventura y su presentimiento se han hecho realidad, tantos años más tarde. La fiebre ha llegado a tal punto que hay numerosas orquestas y conjuntos de distintos países, que tocan nuestro tango "a la manera de...". Y lo sacan muy bien, sobre todo para exorcizar los pies de bailarines de otras razas, otros pueblos, otras costumbres.

El tango viaja y triunfa, rescatando del olvido a compositores, cantores, poetas, músicos y orquestas que dejaron una obra maravillosa. En BIEN MILONGA, la que hacemos en Casa de Aragón de Madrid,  sábados y martes,  restallan todas aquellas obras que nos legaron, y bailamos con esas orquestas geniales que se quedaron a vivir en las grabaciones. Afortunadamente. Pasan los años, y como los buenos vinos, uno les aprecia mejor sus cualidades y las disfrutamos a tutiplén.

                                             


El tango es, hoy día, universal. Costaba creerlo cuando se encontraba con tantos obstáculos en su propio país, donde las autoridades y la cultura le negaron el pan y la sal. Pese a ello, el público supo apreciar eso que le llegaba al cuore y verdaderas muchedumbres se desplazaban a clubes, confiterías, cabarets, a radios, teatros, para poder escuchar a sus ídolos y bailar con ellos. Algo que quienes hemos podido vivirlo, lo llevamos en la sangre  para siempre

Y para que veas cómo ha sido el crecimiento en el mundo, en Europa por ejemplo, me doy la recorrida sabatina y arranco en Belgrado donde el bailarín y profe argentino, Julio Mariño, que ha viajado por este continente promoviendo, organizando espectáculos y festivales y bailando, se manda este tangazo. Con la bailarina local Sonja Zivanovic, bailan Te aconsejo que me olvides, por la primera orquesta de Aníbal Troilo, cantando Fiorentino.

                                                                                    


Sí, sí...el tango no se quedó a vivir sólo en los arrabales porteños sino que tomó vuelo como una palomita blanca y mi paso va adelante y atrás el corazón. ¡Qué querés papá! Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias. Late un corazón... déjalo latir... Y el mío late como loco cuando bailo un tanguito, un vals o una milonguita. Acá, en Buenos Aires o en la China. Como le pasa a esta pareja de bailarines de San Petersburgo: Maxim Gerasimov y María Valesileva-Marinova, que les ponés a Juan D'Arienzo y su orquesta, cantando Alberto Echagüe y les agarra la loca les agarra. Sobre todo en las variaciones finales. Mirá lo que hacen con Mandria. ¿Ves?., los muchachos del otro lado del mundo se cazan el embale. Como nosotros.


                                      

Y yo, que querés que te diga, que los buenos maestros han sembrado y cómo, para que a estos milongueros les agarre el fierrito con el tango, dejen sus modus vivendis y yiren por el mundo como Copes, el Cacha o Miguel Zotto. Ya están vacunados para todo el viaje y apenas suena un fueye se tiran como locos a la pista. Una pareja que lo trabajó groso, fue la de Sebastián Arce y Mariana Montes. Grandes troesmas  que saltearon fronteras, fueron abriendo camino y el resultado de tantos buenos bailarines que aprendieron los yeites con ellos, está a la vista. Sin dejar de lado, a otros maestros de verdad, ojo, que supieron transmitir sobre todo el sentimiento íntimo del tango. Por eso vuelvo siempre a ellos porque me da gusto verlos y se lo han ganado a pulso. ¿Por donde andan ahora? ¡Ah, sí! Acá están en el festival Sultanes, de Estambul, Tuquía  y se mandan con una milonguita: Con toda la voz que tengo, por Troilo-Fiore.  Vamos allá...

                                       

Y menos mal que esta noche tengo la milonga, porque ya me tiritan las venas que da calambre...

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