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viernes, 27 de mayo de 2016

Leyendas del Tango danza

Es muy lindo y emotivo ver a todos estos muchachones que supieron bailar el tango como milongueros y no pensaban entonces en que un día esta danza se convertiría en algo universal, un imán que nos ata a la pista con una fuerza maravillosa. En sus días jóvenes integraban aquella masa bulliciosa y empilchados de primera, que descorchaban sus ilusiones tangueras en noches y madrugadas de un calibre superior. Porque Buenos Aires tenía clubes sociales, salones y confiterías que desbordaban sus instalaciones con gentíos de hombres y mujeres ansiosas de mostrar sus perfiles ganadores, su glamour y su destreza con las piernas, impulsadas por un cuore porteñazo.

Daniel Tonelli y Marcelo Turrisi, con Silvina Damiani como coordinadora, lograron unir en este filme documental a algunos de los sobrevivientes de aquella fauna milonguera, devenidos en maestros. Y transmisores del clima tan especial -que vivimos muchos de nosotros-, a las nuevas generaciones que intentan mostrar sus habilidades y formas distintas, aunque la música siga siendo la misma, porque esas grabaciones son un tesoro artístico que jamás debería perderse.

                                                 


El baile del tango ha sobrepasado las fronteras de los barrios, del centro, de la ciudad porteña y del Río de la Plata. Ha desbordado incluso todas las previsiones y hoy se baila con mucha destreza en innumerables ciudades del mundo. Los maestros llevaron en sus maletas el ropaje y la música, además de los conocimientos y la pasión. El resultado está a la vista. Se podrá argumentar que faltan algunos personajes en el filme pero, para mí, el resultado es notable. Y emocionante.

Porque yo he vivido en mis carnes y mi cuore, todo ese proceso de formación y el desfile por tantos clubes milongueros, más el descubrimiento con mis18 asombrados años de las confiterías del centro. Afincado especialmente en la Montecarlo, de Corrientes y Libertad, así como en los salones del Club Atlético Huracán, frente al Parque Patricios, mis noches milongueras constituyen un recuerdo maravilloso e inolvidable.

                                             

Aprendí como casi todos estos bailarines, en el club del barrio con los muchachos mayores que nos enseñaban los secretos del baile del tango, milonga y vals. Primero hacíamos con ellos la parte de la mujer (a las chicas no les permitían salir de noche para estas "prácticas", que se hacían en todo Buenos Aires). Cuando ya dominábamos esa parte, pasábamos a conducir nosotros, alentados por ellos, los mayores. Y me inicié en las milongas de los clubes del barrio: Chárleston, Alianza, Parque Patricios y otros, antes de dar el salto ritual a la gran milonga del Club Huracán en sus modernos y hermosos salones. Con grabaciones los domingos, y con las grandes orquestas los sábados y los maravillosos carnavales. Y después, la ronda por los grandes clubes-milonga de la época...

                            

                       

Todas estas cosas las revivo cuando veo a estos veteranos que tuvieron parecidas vivencias y siguen mostrando sus sapiencias, tantos años después. Yo lo hago en Madrid, lejos de aquellos escenarios de mis andanzas juveniles. Me encanta el documental de The Argentine Tango Society, y se los paso para que puedan apreciarlo. Dura una hora.


                                             





















                                                 

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