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lunes, 29 de junio de 2015

Rendido

En el año 1943, el golpe militar de turno en Argentina, no tuvo mejor idea, que intentar "salvar el idioma", y escuchando los consejos de Monseñor Gustavo Franceschi y el Ministro de Cultura e Instrucción Pública, Gustavo Martínez Zuviría (que firmaba sus libros como Hugo Wast) decidieron por decreto eliminar todos los tangos y poemas escritos en Lunfardo (el lenguaje popular). La censura y persecución  llegaron incluso a aquellos artistas como la gran Niní Marshall por su forma de hablar.

Ella usaba ese lenguaje en sus programas de radio, y debió exiliarse a México para poder trabajar. Celedonio Flores fue el más perseguido de los poetas populares y otros como Pascual Contursi vieron cercenados sus textos y trocados de manera ridícula. Era una época en que la gente tenía la radio como elemento fundamental dentro de sus casas y se juntaban en torno al receptor para escuchar los programas exitosos de dichos momentos.


                                                
Enrique Santos Discépolo

A los autores de teatro, sainete y revistas le llegó dicha censura que los puso en aprietos para excluir de sus libretos y guiones los vocablos populares, la forma de hablar de la gente común. Y el tango, por supuesto, sería quien más sufriría la ridiculez de estos "salvadores de la patria" y también "de la cultura". Porque había que estar atento a cada palabra que se incluía en los mismos, que sería sometida a la inflexible lupa de los vigilantes patrios... Como ejemplo podría citar el caso de Chorra el tango de Discépolo que fue prohibido. Igualmente Cambalache, cesurado por radio.

Estábamos justo en la década más exitosa que tuvo el género por la explosión que tenía en todo el país, por la actuación de orquestas y cantantes en todas las radios y por los temas que iluminaban constantemente el vademécum tanguero, que se traducía luego en las enormes ventas de discos, y en el silbo y el canto de muchachos y muchachas de todos los barrios porteños.

                                               


Por eso era difícil gambetear a los censores, dado que las letras de tango hablan de amores y desamores, de frustraciones, desencantos, aventuras, conquistas y experiencias humanas, de un modo cercano, fácilmente entradores y llegadores a la masa. Más de una vez he hablado de las ridiculeces a que se vió sometido el tango, por obra y gracia de dichos personajes y los encargados de la persecución. Los directores de radio y de las grabadoras debían estar atentos a cualquier infracción al decreto perseguidor y los poetas y letristas de tango, hablar de modo catedrático.

Los tangueros de SADAIC y Discépolo con Juan Domingo Perón
                                   
Los dirigentes de SADAIC y algunos personajes importantes del tango se reunieron con el Coronel Juan Domingo Perón  que era  secretario de Trabajo y Previsión Social del gobierno militar que encabezaba el general Farrel , y él sería quien en 1946, decretaría definivamente la derogación del decreto que invalidaba tantas letras de tango exitosas como Mano a mano o Mi noche triste, entre muchas otras. Estaban Canaro, Manzi, Filiberto, Discépolo, Razzano, Scianmarella, Vaccarezza, Lomuto, Avilés y otros.

                                 

Y repito todo esto para  volver a centrarme en aquella época y el cuidado de los autores para exponer en público sus obras que debían pasar antes por la censura. Y un poco al voleo y porque me gusta este tango, lo traigo hoy al Blog. Se trata de Rendido, del bandoneonista Alfredo Cordisco y Alberto Leiva (Israel Abrahan Akerman). Lo grabaría Francisco Lomuto con su orquesta y el cantor Carlos Galarce, el 26 de junio de 1945. Alfredo De Angelis con Julio Martel logró una muy linda versión, el 11 de setiembre de dicho año. También lo registró Miguel Montero con la orquesta de Ángel Domínguez. Van los dos primeros citados.

 031- Rendido - Francisco Lomuto- Carlos Galarce

Rendido- Alfredo De Angelis-Julio Martel

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