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viernes, 9 de agosto de 2013

Vargas con D'Amario

Angelito Vargas como otros cantores de orquesta de su tiempo, aunque era indisoluble en su dupla genial con Ángel D'Agostino, cada tanto buscaba una salida económica que se correspondiese a su caché y prestigio, y se alejaba de la orquesta buscando buenos contratos como solista.

Generosas épocas en que el tango formaba parte de la vida diaria de los porteños, en la radio, con orquestas en vivo, cantores acompañados de guitarras, cafés céntricos donde se podía consumir un café para escuchar a los grandes conjuntos, clubes, cabarés. El tango, siempre el tango, compartiendo espacio con el fútbol y el hipódromo.
                                                   
La dupla de los dos Ángeles: Dágostino-Vargas

La orquesta de Ángel D'Agostino le dió a Vargas el acompañamiento decisivo para su despegue artístico. Calzaban como el guante a la mano, en la medida ideal. Parece inconcebible, despegar a uno del otro. Las grandes creaciones de Ángel Vargas, son las grandes creaciones de Ángel D'Agostino y viceversa. Este tono entrañable, cercano, confidente, del cantor de Parque Patricios, y el piano cadenero de D'Agostino habían nacido para caminar juntos.

Se conocieron artísticamente en 1932, cuando Vargas estaba cantando con el cuarteto de Armando J. Consani. Antes había estado con la orquesta Landó-Mattino en el Café Marzotto, con José Luis Padula y con Augusto P. Berto. Eran los balbuceos iniciales de su brillante carrera que arranca cuando Consani se lo presenta a D'Agostino quien lo incopora a su orquesta.

                       
Pero será recién casi siete años más tarde cuando se vuelven a unir y esta vez será todo un acontecimiento. El 11 de octubre de 1940, Vargas graba sus dos primeros temas con D'Agostino: los tangos No aflojés y Muchacho. Y en Buenos Aires nace una nueva hinchada: la de esta dupla.

Fueron años de éxitos continuos, con creaciones maravillosas, casi imposibles de empardar: Tres esquinas, Ahora no me conocés, Adiós arrabal, Trasnochando, Pero yo sé, Palais de glace. Los barrios porteños se sintieron identificados y representados por esa voz chiquita, ese chamuyo del muchacho del cuarenta. Y a D'Agostino no le hizo falta otro cantor para formar la dupla.

                                   

En julio de 1943, Vargas decide alejarse y formar su propia orquesta con el bandoneonista Alfredo Attadía, al frente de su acompañamiento. Pero un mes más tarde decide volver al nido y la alegría de la hinchada es doble. Aunque en 1946, disconforme con una resolución del Ministerio de Trabajo, D'Agostino disuelve su orquesta y Vargas forma la suya propia que lo secundará. La dirige el bandoneonista Eduardo Del Piano y, curiosamente ninguno de los dos Ángeles volverían a abrazarse con el éxito como lo habían hecho en común, aunque el cantor supo explotar el tirón de su popularidad hasta el final joven de su vida.

                                                   
El debut de Vargas con Del Piano. Y están Rufino, Campoamor, Berón, Pontier, Insúa, Piazzolla, Rótulo y el Buenos Aires tanguero en el año 1947.
Sucesivamente Luis Stazo, Armando Lacava, Alejandro Scarpino con su trío,  Edelmiro D'Amario, Daniel Lomuto, Luis Stazo y José Libertella dirigirán la formación que lo acompaña. Y hoy lo traigo al Ruiseñor de las calles porteñas, como lo bautizó artísticamente el locutor Raúl Astor, secundado por la orquesta de Edelmiro Toto D'Amario, un bandoneonista y arreglador nacido en La Plata, (capital de la Provincia de Buenos Aires) que desarrolló una exitosa carrera en Uruguay. Incluso allí grabó un tango dedicado al club de sus amores: Gimnasia y Esgrima La Plata.

Con el Toto D'Amario, Angelito Vargas grabó 18 temas, desde el 24 de noviembre de 1955 al 30 de agosto de 1957. Y de esos 18 temas he seleccionado los tangos: Morenita mía, de Enrique Cadícamo, grabado el 21 de mayo de 1956 y Mocito guapo de Saverio de Rosas y Antonio Bitocchi, del 23 de agosto de 1957.

Mocito guapo - Angel Vargas - E. D'Amario

Morenita mía - Ángel Vargas - E. D'Amario




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