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sábado, 22 de junio de 2013

Los bi-tangos

Alguna vez hemos hablado de esos choques emocionales que sentíamos hace ya años, cuando estábamos familiarizados con una letra y una música de tango y de repente nos encontrábamos con que esa letra o esa música se travestían en otro tango, aunque conservasen la estructura del anterior.

Un ejemplo claro de ello son los tangos: Desvelo y De flor en flor. Este tango lleva música de Eduardo Bonessi, el conocido maestro de cantores, entre ellos, Carlos Gardel. En 1923, se embarcaron en el vapor "Antonio Delfino", Gardel, Razzano, los guitarristas Guillermo Barbieri y José Ricardo Soria, el manager Luis Gaspar Pierotti y el maestro Bonessi.
                                             
El maestro Eduardo Bonessi con Alberto Gómez

En la escala de Montevideo, embarcó la compañía encabezada por Enrique De Rosas y Matilde Rivera que llevaban a Gardel y Razzano para amenizar los fines de fiesta de sus espectáculos. Bonessi, que portaba su armonio, les hizo escuchar a los viajeros un tango que había compuesto, y el periodista uruguayo Domingo Gallicchio, que actuaba en función de secretario de la compañía, se ofreció para ponerle letra y así nació durante el viaje a España, el tango De flor en flor.

Gardel lo registró al año siguiente con las guitarras de Ricardo y Barbieri y seis años más tarde (22 de mayo de 1930) con el acompañamiento de Barbieri, Aguilar y Riverol.

En 1938, Bonessi le pidió una nueva letra, para esa música,  a Enrique Cadícamo, destinada a la película "Una prueba de cariño" que dirigió Ernesto Vilches, y actuando en ella Mario Pugliese Cariño, su troupe de excéntricos, Aída Luz y el cantor Roberto Páez. El nuevo tango se llamó Desvelo y fue todo un suceso en la grabación que hizo Aníbal Troilo con la enorme voz de Floreal Ruiz, el 28 de febrero de 1948.

Ya se sabe que El Choclo y La cumparsita, los dos tangos más célebres tienen distintas letras y la lista es bastante larga al respecto. Luis Rubistein hizo de las suyas con ese tango que fue sucesivamente: Rodolfo Valentino, ¡Callejas sólo!, ambos con dedicatoria al actor ítalo yanqui por un lado y al jockey apodado "El tigre" por otro, que fue la primera grabación de Juan D'Arienzo, con la voz de Carlos Dante en 1928, en el sello Electra. Incluso figura Dante en el disco como solista y la orquesta de acompañante.
                                                          
Diez años más tarde, en otra vuelta de tuerca, Rubistein y D'Arienzo se aliaron para darle otro tono a dicho tango y la tercera fue la vencida. Se llamó Nada más y con la voz de Alberto Echagüe, el Rey del compás lo registró el 8 de julio de 1938, convirtiéndose en un hit desde la salida al mercado.

                                               
Luis Rubistein fue un fenómeno en ese sentido y algo parecido realizó con su tango Cuatro Palabras, cuya música y letra le pertenecen. Lo grabó Charlo con la orquesta de Adolfo Carabelli el 27 de mayo de 1933 y no tiene relación con el vals del mismo nombre.

Pero once años más tarde utiliza el mismo fondo musical con unas variantes al principio y le pone nuevos versos, transformándolo en Rosa de tango, que se convierte en una hermosa creación de Alberto Marino con la orquesta de Aníbal Troilo. Lo grabaron el 1 de agosto de 1944. También lo hizo Carlos Roldán con la orquesta de Francisco Canaro.

La lista es larga y me espera la piscina, porque hace mucho calor en este verano madrileño. Por eso la corto acá y los dejo con estos dos últimos temas para que afinen la oreja y chequeen las invenciones de Luisito Rubistein.

11- Cuatro palabras - Carabelli-Charlo

048- Rosa de tango - Troilo-Marino






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