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viernes, 10 de mayo de 2013

Miguel Villasboas

Otra orquesta que apareció con una fuerza llamativa en las milongas porteñas de los noventa. Curiosamente era un remedo de aquellos conjuntos que hicieron furor en la guardia vieja como Roberto Firpo y su cuarteto, por ejemplo.

Se trata de un pianista de buena formación que a la hora de escoger su camino, siguió la ruta del tango como tantos otros uruguayos que dejaron su huella en el catastro rioplatense. Rivalizó directamente con la orquesta de Donato Raccciatti, que fue la orquesta oriental que logró permanecer por más tiempo en las carteleras.
Pero mientras Racciatti escogió un estilo entre Canaro y D'Arienzo, Miguel Ángel lo tuvo claro desde el principio y su modelo fue el de Roberto Firpo, especialmente sacar un sonido y un ritmo como el del cuarteto del gran pianista de Las Flores.

Después de formarse con su padre en el estudio del piano, a  los dieciseis años dirigía su primera formación, un Quinteto que le serviría para ir perfilando su estilo de la guardia vieja. Y optará por la forma del Sexteto, con el cual plasma todas sus intenciones en la música que lo había cautivado desde niño.
                                   
Miguel Villasboas al frente de su sexteto

 Tal fue su metejón, con esa música, que tres años más tarde, cruzó el charco para conocer al hombre cuya música lo había seducido. Averiguó su domicilio y se plantó en la casa del maestro, en Callao y Corrientes.

Firpo había visto como su época había pasado y le costaba entender a este jovencito que quería poner la marcha atrás en la historia del tango. Lo invitó a presenciar una actuación suya en Radio Splendid y lo invitó luego a tocar juntos en su casa.

El hecho lo emocionó tanto a Don Roberto, que terminó regalándole partituras suyas que Villasboas copiaría al carbónico y todas ellas anidarían en su repertorio. Y aunque se nota el parentesco total con las grabaciones del viejo maestro, el éxito lo acompañó en forma impresionante.

                                           

 Villasboas no ha parado de viajar con su música, ha grabado una cantidad increíble de CDs, y pareciera, al menos en su persona, que el tango mantiene una eterna popularidad en lo que se refiere a venta de discos, o en actuaciones ante grandes auditorios en Japón, Australia, Brasil o Italia.

Cuesta creer que esa vuelta atrás en el tiempo haya servido para tamaño éxito, pero ahí están los hechos. El interés bailable que despiertan algunos de sus temas en la exhumación, ha sido finalmente lo que le ha dado el espaldarazo definitivo en las pistas de baile.

Podemos escucharlo en estas dos milongas para comprobarlo: El paisanito, de Pascual Clausi y La espuela, de Elsa Pigrau Guidini.

El paisanito- Miguel Villasboas

La espuela - Miguel Villasboas








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