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lunes, 14 de enero de 2013

Alberto Tagle

Fue un buen cantor con registro de tenor, que anduvo entreverado en las filas del tango, con orquestas de postín, como la de Roberto Firpo, el Trío de Antonio Sureda, los hermanos Juan y Rafael Canaro, en una época que el tango se estaba preparando para entrar en ebullición.

A mí me lo recordó en una linda charleta, el violinista y cantor Hugo Gutiérrez, con quien vivió movidas aventuras por Brasil. Y me apuntaba que Tagle tenía muy buenas condiciones, pero le faltó convicción para escalar hacia mayores logros.
En una época en que los barrios albergaban a numerosos muchachos con ilusiones de transitar la senda abierta por Carlos Gardel, y aquel mundo finisecular de los personajes de Carriego, con melodías vaporosas y prosas románticas que pululaban en las partituras de los conjuntos típicos de todo pelaje, ser cantor representaba un sueño.

Tagle llegó incluso a cantar en dúo en la orquesta de Firpo con Osvaldo Novarro que era bandoneonista y cantor y luego sería figura y director de orquestas de jazz y música caribeña.Y compartiría cartel en la orquesta de Firpo con Príncipe azul, el cantor que moriría camino de Estados Unidos.
                                      

El teatro le dió el impulso para escalar a empresas mayores y lo ayudaban la pinta y su gola. La ecología de la noche porteña le dió el vistobueno, pero Tagle (José Nicolás Martínez) quería volar y sería Rafael Canaro el que le brindaría la oportunidad soñada de viajar con su orquesta a París, que era la meta del tanguero de su época.

Con Jorge Cardoso, un pampeano que cantó en varias orquestas y se radicó definitivamente en Alicante, repasamos en su boliche, algunas de sus etapas en el tango. Precisamente él llegó a España de la mano de Rafael Canaro para unas presentaciones en los años cuarenta y decidió quedarse en este país. Tenía una Peña: Los amigos del tango, y cuando iba a Alicante a realizar algún trabajo me corría hasta el boliche, donde Cardoso me recibía con una sensación gaucha de hermandad tanguera.
Y entre sus recuerdos desfiflaron anécdotas de Rafael Canaro y de Tagle, con quien coincidió en un trío.


Es una manera de recuperar vestigios de aquellas épocas de consolidación del tango, al que Europa recibía con las puertas abiertas y quedaba sembrado el camino hacia el futuro.

 Lo escuchamos a Tagle en dos grabaciones que realizó con Rafael Canaro en 1939 en París. El tango Desaliento de Baliotti y Castiñeira, y Falsedad de Héctor Artola y Alfredo Navarrine.

Desaliento

Falsedad






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