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lunes, 23 de abril de 2012

Piazzolla y Gardel

Todos los tangueros conocen la historia de Ástor y el Morocho del Abasto. Al pequeño Piazzolla no le gustaba el tango, pero su padre le compró un bandoneón y le hizo estudiar el fueye. En Nueva York con Andrés D'Aquila, un pianista argentino que vivía allí. Y en Mar del Plata, en el primer y fugaz regreso, con Homero Pauloni.

Ástor con sus padres
Cuando tenía 13 años, Nonino (el papá), que era peluquero, hizo una talla para Gardel, consistente en un gaucho con una guitarra. Es que había llegado el cantor a Nueva York, y para mandarlo con el regalo lo empilcharon bien -chaqueta azul, pantalón blanco de franela- y lo despacharon adónde vivía Gardel: Los departamentos de Bellas Artes, en la calle 48 de Broadway. Al llegar allá se encontró con el pianista y director Alberto Castellano que venía con dos botellas de leche. Ástor le habló en inglés, Castellano no lo entendía y entonces le dijo que él hablaba también español.

Pibe, me venís bárbaro, salí sin llaves ; haceme un favor, entrás por la escalera de incendio y despertá a un señor que está durmiendo en la pieza - le rogó Castellano.

El Chico, que se las sabía todas, entró por la ventana y despertó a Le Pera que le contestó con un gruñido. En la cama de al lado estaba Carlos, que después de enterarse de lo que hacía el chico ahí y de avisarle que le abriera la puerta a Castellano, lo invitó a desayunar con todos ellos.

"Le di la talla que me había mandado mi papá y cuando le dije que sabía tocar el bandoneón, Gardel casi se desmaya. Nos hicimos muy amigos. La verdad es que me convertí en su cicerone.  Gardel no hablaba inglés y yo lo acompañaba a las grandes tiendas, Macy's, Old Dark; él quería comprar mucha ropa. También le gustaba la comida italiana y entonces lo llevé a una cantina que se llamaba "Santa Lucía" en el Greenwich. Un domingo cayó a casa, invitado por mis padres a comer una raviolada, y de postre mi mamá había hecho buñuelos de manzana. Gardel se manducó todo, estaba muy gordo y no se cuidaba."

Entre Gardel y el pequeño Ástor se estableció una linda amistad y éste, hasta lo acompañó con el fueye en el Teatro Campoamor, aunque al ser menor de edad no podía trabajar de noche. Y al chico todavía no le había picado el bichito del tango y en cambio adoraba a Bela Wilda y cómo tocaba Bach.

Por lo demás es sabido que hizo en 1934 un pequeño papel de vendedor de diarios en la película El día que me quieras junto a Gardel. Tenía 13 años entonces.

Con el tiempo supo entender lo que había significado Gardel y le regaló a la Asociación Gardeliana esta foto del gran cantor dedicada a su padre: Nonino.

Foto firmada por Carios Gardel, en ocasión de dedicarla a "Nonino", el padre de Astor Piazzol1a. Donación de Astor Piazzola a la Asociación Gardeliana, dedicada y firmada de su puño y letra, entregada a Víctor Sasson, amigo de su juventud, y Presidente de la Asociación Gardeliana entre los años 1978-1997.-

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